Blog - Nunca estamos solas

Vivo en un país donde la palabra Crisis Económica viene en la leche materna.

Un pedazo de tierra entre dos gigantes, que si ellos se resfrían nosotros estornudamos.

Un conjunto de personas que no tenemos la exuberancia colorida de los vecinos de la derecha. Ni el temperamento, el brío y la demostración de emociones de los de la izquierda.

Vivo en un país en que nos autodenominamos “grises” como si fuera un defecto. Cuando el gris es el color del equilibrio. La conjunción del negro con el blanco. La mezcla exacta de luz y oscuridad.

Llegué al medio siglo de vida escuchando de tablitas que se rompieron. De bancos que quebraron. De dólares que suben. De inflaciones que desbordan. De cifras de desempleo de dos dígitos. De nafta cara.

Somos de apretar los dientes, tirar hacia adelante y hasta el miedo lo administramos.

Tal vez por eso no nos desesperamos. Porque siempre que llovió paró. Porque nos restringimos un poco, y esperamos que pase el tiempo de las vacas flacas para seguir andando.

Hay algo de positivo en haber nacido en un país donde la palabra crisis viene con el pan con manteca de la merienda. Es que aprendes a no temerle. A sacar fuerzas. A tener fe. A mirar de donde viene el viento y rezar por la cosecha.

A visualizar abundancia y poner el mapa de tu país en el medio y el del mundo entero después, para desear y enviar bienestar. Pero sobre todo, cubrir de luz para que no cunda el miedo.

Miro la libreta donde apunto mis números, mis debes y haberes, y recuerdo el cuaderno de mi madre, donde en la parte superior, con su letra inconfundible, ponía: “Vivir”…y lo magro de la suma que quedaba debajo. Suspiro, agradezco, miro al cielo, venero la tierra y me digo que vengo de una familia de mujeres de caderas anchas, cabeza tozuda, manos fuertes y voluntades indoblegables. Y con todo respeto, digan lo que digan los informes económicos, se necesita más que esos números vetustos para quebrarle las rodillas a esta hilera de féminas.

Por todas nosotras. Porque nunca estamos solas. Porque la palabra crisis no nos asuste sino que nos dé el doble de fuerzas. Hoy. Mañana. Siempre. Pudimos. Podemos. Podremos.

Bendiciones infinitas y abundancia!

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos