“Vivir solo, estar solo y sentirse solo no forman parte de la misma experiencia.” (Erik Kinenberg)
“Vivir solo, estar solo y sentirse solo no forman parte de la misma experiencia.” Erik Kinenberg
En el momento en que tu mente comprende que esto es reamente así, desaparecen dos situaciones: el miedo a estar sola, y la creencia de que lo único que te hace falta para ser feliz es encontrar a alguien con quien estar.
Me pasé toda la vida convencida de que la mejor compañía para mí misma eran… los otros. Amigas, parejas, familias de amigas, familias de parejas… todos tenían el secreto de la paz de estar acompañada.
Lentamente fui cayendo en la soledad más profunda. La soledad fusión. Con mis compañeras del colegio de monjas intenté ser lo que ellas esperaban. Pero nunca dí en la tecla. Ni de adolescente, ni de adulta.
Me casé con un estudiante de abogacía, cuya familia se basaba en “logros”. Y logré… casarme, recibirme, entrar en círculos sociales. Pero nada de eso era realmente importante. Tampoco iba por aquí.
Y así sucesivamente. Tratar de encajar en… a pesar de… mí.
La soledad mayor es la de pertenecer a un grupo y fingir ser la que no eres para que te acepten. Una mentira macro que cubre todas las áreas de tu vida y te condena a una soledad extrema.
Vivir sola es una situación, que para muchas de nosotras… es paradisíaca. Quien vive solo gestiona con quien comparte su tiempo, tenemos nuestros espacios cuando los deseamos, caminamos cuando queremos, dormimos cuanto deseamos, ocupamos la cama doble de través, desayunamos cómo cuando y lo qué queremos. Y vamos al encuentro de los otros por deseo, no por obligación.
Estar solo, es cuando realmente no tienes a persona alguna a tu alrededor. Que puede ser porque tu no te animas a confiar en los otros. O porque la vida por algún motivo te coloca en esa situación para que reflexiones. Que estar solo muchas veces es consecuencia de nuestros propios actos. O el castigo por Ser… que nos cuesta los vínculos.
En todo caso, el estar solo puede cambiar. Hay un ir “hacia los otros” con el corazón abierto que logra el milagro del encuentro.
Sentirse solo, es estar en una mesa llena de personas, familiares, amigos, pareja, hijos, y querer estar en otra parte, con otra persona. Ese es el ejemplo de sentirse solo más fuerte que se me ocurre.
Junto con él de estar en un vínculo violento, que todos sepan que estás siendo maltratada y miren hacia otro lado haciendo de cuenta que nada pasa.
O, cuando sabes que si quiénes te rodean supieran realmente quien eres y lo que piensas, no se quedarían un instante al lado tuyo. Porque tu vida es una mentira.
Vivir sola. Estar sola. Sentirme sola. Por todas he pasado. Y de todas he salido eligiendo si me iba o no me iba estar en cada uno de esos lugares.
Y a una única conclusión llegué… prefiero estar sola y sentirme sola, a fingir ser lo que no soy. Esto es lo que hay. Con todo mi amor.
Bendiciones infinitas. Nunca estamos solas!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos