¿Quién controla tu mente y tus pensamientos?
Vos. Y si no fuera así, es urgente que comience a serlo.
Cuando mis pensamientos y mi mente toman hacia lugares seguros.
Tibios.
Sé que me voy a adormecer.
Que todo va a seguir igual.
Porque cuando la mente se vuelve un rumiante con cuatro estómagos que va pasando el bolo de uno a otro y no termina más de procesarlo, da la sensación de que estamos bloqueadas.
Como si el mundo estuviera parado.
El mundo no para un instante. Sigue naciendo y muriendo gente, despegando aviones, comenzando y terminando amores. La vida no se detiene. Nosotras y nuestras indecisiones nos contamos el cuento de que cuando estemos convencidas de qué queremos, vamos a hacerlo.
Mientras, la vemos pasar. Sin hundir la cuchara en el helado, que es algo así como vivir a dieta de estar vivas.
Si no estás segura, hacé igual.
Hacer es mejor que quedarte agarrada a tu miedo a fracasar.
Cuando el único fracaso es no volver a comenzar después de que algo no salió.
En el trabajo, en el amor, en la maternidad, en todo.
En cuatro y para adelante, amore mío, que tenés ese regalo que le llaman estar viva todo entero y jugoso entre las manos.
Hincále el diente, y después ves.
Que siempre hay tiempo para corregir mientras vamos andando.
No sea que te pases planeando eso que nunca te vas a animar a vivir.
Que nunca nos falte la valentía de honrar la vida.
Simone Seija
La Psi que leo Registros Akásicos
Consteladora Akásica