Blog - Nunca estamos solas

¿Por qué nos es tan difícil reconocer la violencia dentro de un vínculo de amor?…

¿Por qué nos es tan difícil reconocer la violencia dentro de un vínculo de amor?

Porque no nos enseñaron a defendernos de quien dice amarnos. Porque buena cosa sería que nunca tuviéramos que hacerlo…

Por esa vasta puerta que muchos denominan amor, pero no es más que símil chocolate de baja calidad, entran las tolerancias más inverosímiles.
“Me habló mal porque está muy estresado por el trabajo.”
“Me fue infiel porque la otra lo buscó”
“Encontré ese mensaje donde organiza una fiesta con mujeres y droga pero no es él, son los amigos que son mala influencia”

Y así sigue el largo collar de perlas de justificativos que logramos armar las mujeres en base a algunos “Te quiero mucho” o ” No te das cuenta que vos sos la mujer de mi vida y las otras son sólo diversión.”

Comenzamos a confundir amor con compañía. Con comodidad. Con miedo a perder lo que construimos.

Olvidamos que la ley primera es que si amamos a alguien no le mentimos, no lo lastimamos a conciencia. Que sin darnos cuenta podemos lastimar mucho, pero una cosa es con ganas y otra sin.

Siempre me gustó decir las cosas de frente. Cuando me enamoré de otras personas, los primeros en enterarse fueron mis parejas. “Estoy enamorada de otro. ”

Acto sumamente criticado y muy poco comprendido….por otras mujeres. Recuerdo una en particular que se especializaba en salir con hombres casados, los solteros nunca estaban disponibles según ella, y fue particularmente dura y enjuiciadora ante mi “frontalidad”.

Es que cuando te acostumbras a entrar por la puerta de atrás, la de adelante te viene enorme…no hay con que darle.

Mentir al ser amado es también un acto de violencia. Le estamos impidiendo que emplee su tiempo. Estamos hipotecando su vida, inserto en una mentira. Pero rara vez se puntúa la mentira como violentación. También tenemos justificativos para esto…

Y me pregunto por qué cuando la que anda con un hombre casado y es amiga nuestra “está todo bien”, pero cuando lo hace otra o nos pasa a nosotras recordamos “que poco solidarias que somos las mujeres”.

Hoy me levanté pensando que la sinceridad es un plato amargo para el que comió siempre mentira. Amargo porque involucra frustrar al otro. No ser la buena de la película. Exponerte a que te critiquen.

De todas formas, prefiero decir que es lo que siento, a disfrazarlo de mil velos de colores engañosos.

Y elijo dejar vivir y vivir mi propia vida. Ahora…aquellos que quieran elevar juicios sobre como llevo mi vida, desde el juicio y no desde la mirada amorosa, sinceramente, me vienen sobrando hace rato.

Es tan maravilloso rodearte de gente sincera y que te quiera bien. Que te diga las duras y las maduras. Es tan refrescante. Es como el buen sexo y los buenos vínculos de amor…después que los viviste no haces el tour por menos de eso.
Bendiciones infinitas! Nunca estamos solas!

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akasicos