París y los cambios que corren por las venas

Cambiado. Como el mundo entero ha cambiado.
Cambiada. Como todos hemos cambiado, así de cambiada me encuentro.
El romanticismo del barrio Latino se conserva. Se escucha jazz en la calle. Hay cines abiertos y funcionando. Y teatros, museos, ópera..
Cerraron muchos locales. O se redujeron. Como en mi casa favorita para tomar el té, Mariages Fréres en donde el salón de té cerró. La ciudad está llena de locales cera cal y canto que me hacen acordar al centro de las ciudades cuando la crisis golpea.
Notre Dame la pelea. Más complicada que en el último viaje poco después del incendio. Notre Dame ya no volverá a existir. Porque están cambiando la nave, que era un espectáculo, para sentarse afuera , en esa placita pura paz, y mirarla. Y mirar el Sena. Ya no hay gárgolas, ni campana que hacer sonar. La certeza de que no hay que dejar para mañana lo que se quiere hacer hoy. Porque en un segundo, todo cambia. Y veremos lo nuevo pero no tendremos idea de la emoción que generaba lo anterior. Grúas y vallados y turistas que se enloquecen por sacarse una foto con ese aquelarre de fondo.
Y ese es otro tema. París está explotado de gente. Me dirán que como siempre, y les digo, mucha más. Mi barrio sigue tranquilo. En la rue de Buci, a pasos de Saint Germain, a un saltito del Sena si sabés ir cortando por las callecitas tranquilas. Pero este trozo de París es un microclima, que si te alejás unos cientos de metros, en el Saint Michel, encontrás una versión bien diferente.
Attention au pick pocket. Siempre. Pero más.
En esta oportunidad cuesta encontrar un rincón tranquilo de verdad. Porque los jardines, Luxemburgo, Tullerías, el Jardin de Plantes, están hasta las manos.
Como nunca París no te permite sentir la soledad. Porque no hay espacio para experimentarla desde afuera. Y desde adentro, cuando te venís llevando bien con ella y se te hace tu mejor compañía en este momento de la vida, qué te puedo decir. Que Paris será toujours Paris.
Y estoy encontrando lo que nunca busqué. Se celebra.
Gracias por acompañarme.
Las quiero.
Simone Seija
La Psi que leo Registros Akásicos
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