NO TOQUES ESE CELULAR!
El tema que voy a tocar hoy me coloca directo en un museo, pero asumo el riesgo…la dificultad de NO llamar a la persona con la cual terminamos una relación.
En tiempos previos al celular, o sea, cuando existía el teléfono, uno tenía la posibilidad más o menos digna de llamar, escuchar la voz, y cortar. Cuando llegaron los captores ya no era tan sencillo pero se podía discar desde una cabina de la calle y no sabían que eras vos. Para las que teñimos canas este idioma se entiende, para las demás hablen con sus madres y les explican lo que era esperar ESA llamada…
Cuando recién se introdujo el celular en nuestra vida tampoco era tan sencillo. No existía el whatsapp, ni las infinitas aplicaciones de hoy en día.
Pero en los tiempos que corren, basta que la emoción se apodere de uno, para en un minuto hacer algo que te va a llevar dos días preguntándote por qué, por qué y por qué. Bien dice ese dicho, cuando tome no maneje el celular.
Cuando una relación se terminó, cuando ya no tiene sentido hablar sencillamente porque no hay nada que hablar, o cuando hay otra persona nueva en la vida del otro, mandar un mensaje sólo nos puede llevar por dos caminos igual de adversos: el rechazo o la recaída. Y vaya que cuesta volver de cualquiera de esos estados…
Por eso cuando siento el viejo y querido “impulso”, me pregunto “‘¿para qué?”. Y si la respuesta no llega a convencerme, salgo a caminar y dejo el celular en casa. Si es muy tarde de noche, me pongo una de esas películas que me hagan pensar en todo menos en el amor, y… siempre es bueno tener helado a mano.
Decir Basta! desde el mejor de los lugares no admite correr cortinas, sino cerrar puertas. Al principio es como una adicción, pero cada día que pasa, es un día que se gana.
Duele lo que tiene que doler, pero un día exactamente igual a los otros pero diferente, abrís los ojos y te encontrás haciendo un esfuerzo por recordar… y ahí, justo ahí, comenzaste a olvidar… y a volar!
Bendiciones!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos