Blog - Nunca estamos solas

Lo que negamos o evitamos, no sana, se infecta

Huir del dolor, cuando algo nos quiebra en dos, no admite más camino que el de la negación. O el de la evitación.
Huimos negando. Huimos evitando sentir.

En su momento, cuando es necesario seguir hacia adelante, funciona. Divinamente. Quedamos operativas, seguimos pudiendo hacer, el mundo continúa girando y nosotras con él.
¿A qué costo?
Al de que ese dolor que no se procesó, queda envuelto en las capas de la cebolla del ánimo. Y se infecta, como toda herida mal curada.

Luego, cuando ya pasó tanto tiempo que ni recuerdo cuánto dolió lo que dolió, ni por quien, me encuentro que un día es igual al otro. Que la alegría brilla por su ausencia. Que no tengo claro lo que quiero o lo que no. Que la paso, ni bien ni mal, la paso. Y creo que algo está muy mal en mí. Pero no sé ni por dónde está la punta del ovillo.

Andá para atrás. Tan atrás como recuerdes situaciones que te dolieron o personas que te lastimaron. Recordá. Traélo al presente. Y en vez de ir hacia el inframundo de olvidar tus por qué y tus para qué estás viva, mirá de frente lo que sucedió en tu vida que te fue quitando el Deseo. Como el combustible vital.

Este fin de semana y semana de eclipse de sol en Aries, me preparé internamente para bucear dentro de mi propia historia. Con ojos de visitante y espíritu de propietaria. Los primeros me permiten ver lo que los míos no ven. Lo segundo, ponerle todo el interés, porque estoy hablando de mi vida. La mía. La de nadie más.
Hace años que nos viene llevando el Universo a sanar, soltar, liberar, dejar en el pasado.

Este movimiento es nuevo. Diferente. La frutilla de todas las tortas. Es “andá a buscar tus fantasmas, sacálos a la luz y exorcizálos, mirándolos de frente, duelando lo que hay que duelar, cerrando lo que hay para cerrar.”

Que nunca falte!

Simone Seija
La Psi que leo Registros Akásicos