LLENA TU VIDA DE GRACIAS
Hablar de agradecimiento tiene mucho que ver con lo que generamos en nuestra vida…
Y no estoy hablando del agradecimiento y la aceptación que elevamos al Cielo cuando atravesamos distintas situaciones.
Estaba pensando en la importancia de la palabra “Gracias” y… en la sonrisa. Cotidianos, diarios, entre familia, amigos, compañeros de trabajo, desconocidos…
“Gracias” como benevolencia y cuidado del otro.
Sonrisa porque verte me da alegría.
Gracias cuando quien vive con nosotros hace la compra. Gracias cuando nos pasan el pan. Cuando nos vienen a saludar aunque quede trasmano.
Gracias cuando nos mandan un mensaje para preguntarnos simplemente como estamos. Gracias. Cuando nos ayudan con un trámite. En mi caso… cuando me tienen que esperar para atenderse. Y cuando llegan y ponen el corazón en ese espacio… gracias, gracias, gracias.
El gracias es bendición, es alegría de vida, es reconocimiento a tu existencia, así te cruces cinco minutos en mi vida y detengas el ascensor un segundo para que llegue a tomarlo.
Gracias por dejarme pasar. Por permitirme conocerte. Por entrar en mi vida. Y gracias por hacerme un café cuando estoy cansada. O encender la lavadora al verla llena. Gracias por colaborar con las tareas de la casa. Por comprender que ser mujer es trabajar afuera, adentro y a toda hora.
Gracias por levantarte a atender a los niños que lloran. Por esa flor que me trajiste. Por coserme ese botón que se cayó. Por bajar a abrirme si me olvidé la llave. Por recordarme que tengo que cuidarme y obligarme a sentar a comer y darme el tiempo para descansar.
Gracias por verme. Por saber quien soy. Por pensarme.
Los gracias por los gestos más pequeños, pueden poblar nuestra vida entera y convertir nuestra vida en una pura Gracia de Dios.
Por estar ahí, cada día con tanto amor… GRACIAS!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos