LA VIRTUOSA MUJER FITITO DIESEL
Recuerdo con claridad la primera vez que escuché usar esa expresión. Fue en una reunión en una casa que, sincronías de la vida, se ubica a metros de donde vivo hoy. Un amigo del padre de mi hija estaba con su novia, una chica más joven que nosotros, y él la miró con orgullo y dijo “Es impresionante. No gasta nada. Un fitito diesel.”
Y en ese entonces me pareció normal. Porque a mí me criaron como digna mujer fitito diesel. La mujer fitito diesel es independiente económicamente. Jamás pide nada porque se paga sus propios gustos. Si vienen a vivir a su casa, ella paga todo. Pero si ella va a vivir a casa del otro insiste en pagar la mitad gane lo que gane cada quien.
La mujer fitito diesel no se para frente a una vidriera suspira, señala lo que le gustaría tener y se va. La mujer fitito diesel saca cuentas, evalúa en cuantas cuotas lo puede pagar en su tarjeta y se manda para adentro y lo compra. O se lo calla.
La mujer fitito diesel es ahorrativa. Buena administradora. Para sí misma y para todo el que tenga la dicha de estar a su lado.
La mujer fitito diesel se paga su pasaje cuando viaja en pareja. Y cuando llega la cuenta aporta su parte. Y cuando se encuentra con un hombre que quiere invitarla le cuesta dejarse agasajar. No vaya a ser que nos confundan con quien sabe qué.
He visto muchas mujeres fititos diesel. He sido una. Me quedan resquicios. Y descubrí que lo que se ahorran con nosotras lo gastan con otras, que no están equivocadas. Sino que no fueron educadas en tantos mambos mentales.
Porque nosotras somos de la generación donde la palabra mantenida era insulto. Antes muertas que sencillas.
Cuando dejarse cuidar, regalar, mimar no tiene nada de insultante. Sino que es una demostración de amor, no un cuánto valemos en dinero, sino en acciones y sentimientos.
Cuantas veces escucho decir con orgullo a mujeres inteligentes y profesionales que “le dejé todo al irme porque a mí no me interesa el dinero.” ¿Perdón? ¿Tus cuentas se pagan con cariño? Porque si tu aportaste a la construcción de esa casa, a la compra de ese auto, a la educación de tus hijos , al estilo de vida que tienen. Sea con tu trabajo fuera de la casa o el realizado dentro de ella y jamás reconocido, tener idea de que te corresponde lo que te corresponde y eso no es ser interesada sino justa, es un trayecto de vuelta a ese bendito momento en que nos inculcaron que a las mujeres buenas no nos interesa el dinero.
No le quitamos el dinero a otros con manipulaciones. Pero las mujeres buenas reclamamos lo que nos toca si realmente nos toca. Porque la bondad no tiene unión con dejarse robar de parado. No dejaríamos que nos despoje un extraño, pero si es un ex, nos sentimos unas heroínas diciendo la frase de “Lo material no es importante”.
No es importante, pero para mantenernos trabajamos muy duro. Para ser independientes nos rompemos el alma y el cuerpo. Para estudiar nos quemamos las pestañas. Con lo cual, para mí lo material no es la prioridad, pero si no tengo mis necesidades básicas cubiertas y no puedo alimentarme a mí y a mis hijos, la poesía se va por la ventana y la realidad se impone.
Tú vales. Tú mereces. Tú construyes. Tú aportas. Tú trabajas. Luego…te corresponde sin vergüenzas. Vergüenza son otras cosas.
Bendiciones infinitas. Y dile adiós a la mujer fitito diesel que late en ti. Conviértete en un alta gama. Lo eres. Por derecho propio.
Nunca estamos solas!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos