LA REVOLUCIÓN DEL AMOR
En cada lugar que se apoya un pie, miles de personas sufrieron, gozaron, besaron, rogaron, callaron, hablaron.
París es una historia viva que transcurre por un carril que está a la vista… y luego ese otro… en donde se inscriben las huellas de pasados remotos y no tanto.
La ciudad contiene el aliento, porque conoce los indicios. Así como cada uno de nosotros presiente cuando se acercan cambios profundos, Europa entera cruje sobre sus cimientos y se niega a darse por enterada de que una nueva revolución se está gestando.
Los edificios permanecerán de pie, el río correrá en la misma dirección, los metros atravesarán las entrañas de la tierra, las personas se levantarán como cada día… pero la luz reclama humanidad.
Ya no podrá el hombre pasar junto al hombre y ser indiferente a su dolor, a su hambre, a su necesidad.
La nueva revolución no es con armas, es con amor. No está en manos de quiénes dirigen los destinos de países sino en las pequeñas decisiones individuales. En los gestos de solidaridad, de dar, de acoger al otro como hermano y no como enemigo.
Cuando la oscuridad parece ir ganando terreno, fiera e imparable, son los corazones porosos, preparados para la misericordia, los que se van a constituir en los verdaderos representantes de Dios en la tierra. Se trata de hacer una acción por otro cada día, y esos millones de luces encendidas, pueden cambiar los rumbos de una vida…
Bendiciones!!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos