Blog - Nunca estamos solas

La palabra hogar es calidez….

Tener las paredes vestidas con lo que habla de mí. Cobijar bajo mi techo a la persona que amo. Mi mascota. Mis violetas africanas. Mis libros preferidos. Cuadernos. Algo en donde escribir y escuchar música. Los recuerdos en mi cabeza. Las experiencias por vivir.

De todos los espacios que habité, sólo uno no fue un hogar. Porque nunca le puse el corazón. Y se notaba.

Luego, hasta cuando viajo, a las dos horas de llegar, me apropio de mis rincones. El de la alquimia. El del ordenador. El de la música. El de los libros que llevé. El de las flores que compro en la esquina.

Hogar es todo lugar en el cual se pone el alma, por el tiempo que dure. Sea toda la vida. Sean diez días.

Hogar simboliza a veces pareja, familia o vida en soledad. Pero la ecuación indispensable no es cuantos se sea…sino como nos sintamos por dentro.

Podemos estar en una casa llena de gente, y no sentirla hogar. O desayunar solos cada mañana y respirar profunda y agradecidamente por estar. Simplemente estar.

En tiempos donde las fronteras caen, las personas migran, tantos parten, tantos llegan, el equipaje principal se lleva puesto. El corazón. Por eso sufre más quien lo dejó en otro lugar. En otra tierra. En otro vínculo.

Hay que darse tiempo para ir rearmando los pedazos de nosotros mismos. Tiempo para que el cuerpo vaya nutriéndose del aire nuevo. Tiempo para dejarnos abrazar por nuevas personas. Tiempo para darle al pasado un lugar de presente perpetuo. Pero sobre todo…tiempo para hacer del hoy el único día del que disponemos. Este el minuto certero en que estamos vivos.

Caminar las calles. Escuchar la lluvia. Sentir las voces. Y darnos cuenta que somos ciudadanos del mundo. Hermanados a lo largo y a lo ancho de la Tierra.

Hogar rima con amar. Amar lo que hay. Amar lo que es. Amar el instante. Amar.

Bendiciones infinitas. Porque en el lugar del mundo en que te encuentres, lleves tu hogar en el corazón. Siempre.

Nunca estamos solas…

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos