Blog - Nunca estamos solas

La ciudad se vistió de primavera…

La ciudad se vistió de primavera en pleno invierno.

La ropa de abrigo dió paso a los brazos al aire.

Los zapatos cerrados soltaron su presa y poner el pie desnudo en la arena, mojarlo en el agua es una bendición fuera de tiempo, de estación, de calendario.

Camino al lado de ella como tantas otras veces, pero de una manera tan distinta. La miro y no puedo creer que en diciembre cumpla 30 y un mes después, yo 50.

“Necesito que me quieras como soy” -me pidió- “que dejes el pasado, las cosas feas que nos tocó vivir. Necesito que perdones, porque te necesito. Porque no quiero sentirte lejos. Quiero que seas parte de mi vida y que empecemos una historia nuestra. Tuya y mía. Y que esté llena de cosas lindas”.

La ciudad se vistió de primavera en pleno invierno y mi hija se hizo mujer en pleno julio. Porque la adultez no pasa por el tiempo, la estación, ni el calendario… sino por permitir que el amor transmute toda oscuridad en luz.

Recuerdo cuando salió de mi panza y me la pusieron encima. Cuando la miré a los ojos y le hablé en un idioma que sólo nosotras entendíamos. Que solo nosotras entendemos.

El aire está tibio, los pasos se acompasan. Sobre la arena escribimos el primer capítulo de una historia nueva, la nuestra.
Por las manifestaciones de amor en nuestra vida.

GRACIAS GRACIAS GRACIAS

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos