LA CIUDAD ERES TU MISMO…
¿Dónde estás ciudad tan buscada?
…acá, rezan sus iglesias.
Acá, susurran sus árboles.
Acá, ronronean sus gatos.
Acá, entonan sus negros sin tambor.
Acá, lloran los cuerpos enroscados que duermen en las veredas de Rue Rivoli.
Acá, cimbran sus goces los estudiantes en el Quartier Latin.
Acá, ladran los perros tirando de las correas de sus dueños al borde del Sena.
Acá, entona su letanía el cura de mochila que sentado a pocos metros sostuvo mi Fe que se escapaba.
Acá, se presenta el viejo comiendo su manzana en el parque mirándome el cuello : “vous avez un dessin là?!”.
Acá, dan un paso al frente cada uno de aquellos que sugieren rumbos en verbos franceses .
Acá, saluda el panadero que vende sus baguettes en euros oro.
Acá, corea el travesti oscuro diciéndome “bonjour” con voz de caverna y postura de guerrero.
Acá, salmodian los fieles en Notre Dame.
Acá, aullan los sex shop de Pigalle.
Acá, repican contra nuevos puentes los candados.
Acá, vuelan todas juntas las palomas en St. Louis.
Acá, lloran la crisis las primeras planas de los diarios.
Acá, me cuentan las señoras grandes que con la primera luz de la mañana van al mercado.
Acá, miran con ojos vacíos “los perdidos”.
Acá, sonríe el hombre con nombre de ángel que toca timbre el sábado de noche para brindar con cerveza y hacerme reir y reir con ganas .
Acá, me mira la estatua y se desnuda, para que no tenga miedo de desnudar el alma.
Acá, gritan las gárgolas.
Acá, dicen las viñas.
Acá, se contonea la Torre iluminada.
Acá, mugen los metros,
Acá. En el cielo y en el vientre de la tierra.
Y en los muros, las almas, las voces, mi pecho.
Acá, con infinitos claroscuros.
Lo maravilloso de los nuevos caminos es no dar jamás por descontado como devienen.
Atreverse. Soñar.
Todas las revoluciones se gestaron primero en el corazón de sus hombres y mujeres. En la certeza de su no certeza.
Bendiciones!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos