Blog - Nunca estamos solas

LA CANASTA DE LA CONFIANZA

En el borde de la carretera, a unos pasos de la granja, se encuentra la canasta de la confianza. Llena de huevos, queso, dulces, se ofrece a quien pase y guste servirse dando por sentado que quien lo haga dejará el valor de lo consumido.

Así se manejan aquí las cosas….si das tu palabra, tu palabra vale. Y no es que sean tontos. Confían hasta que tienen buenas razones para no confiar, y al retirar ese cheque en blanco de credibilidad, algo se rompe. Mucho más grave que la pérdida material es que ya no te den una oportunidad porque abusaste de un acto de amor.

En la puerta del Castillo de Eilean Donan hay una inscripción que dice “Mientras viva un MacRae en este castillo, todos los Frasier recibirán cobijo”. Así hace 200 años como hoy…

En el Cabo Polonio, cada tarde, Chela hacía su delicioso pan. Cuántas veces entré en su cocina, me serví y dejé en ese lugar que todos los que la conocíamos sabíamos, el valor impagable de esa delicia crujiente hecha por sus manos arrugadas y sabias. Y no sé cómo, ella sabía perfectamente quien había estado, y que le habían dejado lo que correspondía.

Confiar en el otro. Que confíen en uno.

Cada vez que me despido de alguien que viene por primera vez a atenderse, le digo…”. Y gracias por la confianza! Valoro muchísimo que sin conocerme hayas venido…”.

Cuando nos relacionamos esperando lo mejor de cada quien, puede ser que nos llevemos algún que otro tirón del corazón. Pero es tanto más agradable la vida cuando se cree. Porque para poder confiar en otro, hay que poder confiar en uno mismo. Y ese salto de fe es el desafío de cada día.

Poner a andar el círculo de confianza, de amor, de buenas intenciones, de alegría por el bien del otro y el propio, genera una vibración positiva que no vuelve la vida fácil o difícil, sino vivida desde el mejor de los lugares… desde lo que el alma siente.

Bendiciones! que esta semana se inicie con paz, armonía, y mucho, mucho amor…

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos