Hablar es mucho más que…
Hablar es mucho más que mover los labios, unir palabras, transmitir información.
Una buena charla toma tiempo, expresa sentimientos. Incluye poder decir lo que nos pasa. Lo que sentimos con lo que nos pasa. Lo que podemos o no podemos hacer con lo que nos pasa.
En esta vida de tiempos cortos, y tantos supuestos, comunicarse verdaderamente es complejo.
¿De qué hablamos cuando hablamos de amor, de confianza, de sueños, de nuestra historia, de miedos, de alegrías y tristezas? De nosotros mismos. Y hablar de nosotros mismos cuesta…
¿Y si al otro le pasa igual? Pues entonces comienza a rajarse aquello que nos une.
Ser sinceros y a la vez receptivos. Abrirnos al otro y a la vez recibirlo. Es un movimiento similar al de las mareas. Constante, fluctuante, pero lo que a la naturaleza le sale perfecto, a los humanos nos cuesta. Porque no nos enseñan a hablar de sentimientos. Más bien nos dicen que tengamos cuidado de con quién los compartimos.
Me pregunto, en el caso de confiar en alguien que luego nos daña, quien pierde verdaderamente. ¿El que fue dañado o quien no valora la entrega y la confianza?
El encuentro con el otro es un tejido de hilos multicolores…claros, oscuros, refulgentes, opacos. Una creación única donde dos artistas de las ganas de juntar cabezas vuelcan lo que son sobre la mesa de la vida.
Cada encuentro es una oportunidad de que sea una obra de arte hermosa, dolorosa, armoniosa, caótica, violenta, amorosa.
Cada encuentro es un comienzo. Y entre humanos se reinicia cada día. Porque cada día nos puede sorprender. Ser el inicio o el final. Tocar el cielo con las manos o el vacío.
Bendiciones! Que esta sea una semana de encuentros despiertos…aunque sea con las personas que hace años y años que caminamos juntos. A veces, esos son los que menos recordamos escuchar y compartirnos desde el alma…
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos