Equinoccio. La danza del nuevo año astrológico
Se inicia el año astrológico. La danza del Sol por las 12 casas del zodíaco.
Impregnándose en la energía, en los dones y desafíos de cada uno. Y repartiendo los señores del Olimpo esas mieles entre los humanos que transitamos la tierra. Hoy el néctar que comienza a fluir, es la esencia de Aries.
Aries son los inicios. El impulso de todo lo que comienza. El niño que va buscando eso que quiere, sin medir las fuerzas. Ni las consecuencias. Ni los dichos. Ni como impacta.
El baby del zodíaco que nos invita a dar por comenzados los procesos y los nuevos tiempos. Y comenzamos a salir del pasado pisciano para zambullirnos en el presente ariano. Jugando, porque finalmente todo es un juego y un instante.
Para volver a vivir es necesario limpiar el pasado. Que es la especialidad del signo de los peces. Nos envuelve en su marea y arrastra los sedimentos de la propia historia.
Este fue un mes de marzo muy intenso. Con velos que cayeron, y dolieron. Pero liberaron. Liberarse duele. Ser libre siempre tiene un precio. Ver y entonces saber , es un regalo, a la larga, el mejor. Por eso amo los Registros. Son ese Ver y Saber para animarnos a Ser.
El equinoccio nos regala esa fuerza del reinicio. La fuerza primitiva. El “lo quiero lo tomo”. El impulso hacia adelante. El motor de la voluntad. El guerrero que defiende al Sol, nuestro yo, abriéndole camino, sosteniendo sus decisiones.
De mi lado del mundo llegan el frío, los fuegos, las lanas, y las oscuridades tempranas. Mientras que del otro lado reaparecen los carros de los heladeros, los fuegos se hacen al aire libre, las ropas se aligeran. Sobre el mundo entero la nube oscura de las pruebas por llegar. Y la luz interna que cada una enciende para abrir camino entre la noche de los tiempos.
El equinoccio de Ser Humanas.
Llevemos las acciones hacia allí. Hacia el Amor y el respeto por el libre albedrío del Otro. Ese otro que sabe mejor que nadie lo que necesita y le hace bien. Viviendo y dejando vivir. Sin intervenir en el camino del destino de nadie.
El puro rock de sembrar vida, cocreadores de lo vivo. Y lo que es. Y lo que hay.
Merecemos. Siempre.
Simone Seija
La Psi que leo Registros Akásicos