Entró llorando….
Entró llorando. En su historial de amores le tocó un sociópata de manual, que aún pasando los años, se regodea en hacerle sentir miedo. Porque se mueven en los mismos ambientes. Porque cuando se cruzan, ella intenta que no se enoje y hace el esfuerzo de sonreír y soportar su acoso.
Entró llorando porque le avisó a una amiga como era esta persona. Para que no tuviera que recorrer los mismos caminos que ella. Y la amiga, olvidó cuidarla, y le transmitió a él lo que él ya sabe de sobra. Que más vale perderlo que encontrarlo.
No pude evitar recordar que la vez que me enamoré de alguien como esa persona, cuando me decían que lo habían visto con otras mujeres, o tenía ante mí las pruebas de sus mentiras, buscando que la verdad no fuera verdad…se lo decía a él. Y sin darme cuenta, entregaba a quien me intentaba salvar de mí misma. Sólo por escuchar que me dijeran “Esa siempre quiso estar conmigo por eso miente.” O “¿Esas son tus amigas? ¿No ves que nos quieren separar?
Con el tiempo aprendí que cuidarse entre mujeres es también aprender a pensar antes de nombrar a quien nos ayuda.
Es hacer una causa común y exiliar a quien va por el mundo impunemente amedrentando. A esos seductores natos, cazadores de mujeres guerreras, que disfrutan desestabilizando, dañando, minando la autoestima. Y que nosotras, avergonzadas, dejamos que vaguen sueltos. Porque si hablamos, nos puede pasar esto. Que una de las nuestras hable y entonces…que se nos amenace por mensaje. Se llame a nuestros vínculos para desparramar mentiras antes que desparramemos verdades.
Cuando caemos en las garras de un perverso narcisista no hay medias tintas. Hay bloquear el paso. Cerrar las comunicaciones. Unir los hombros unos con otros y todas juntas y con un mismo movimiento, mostrar los dientes y rugir.
¿Qué nos pasa que olvidamos ser hermanas? ¿Qué nos pasa que olvidamos ser amigas? ¿Qué nos pasa que olvidamos ser solidarias?
¿De qué sirve ir a las marchas, cantar, vestirse del color que sea, si cuando tenemos que actuar miramos para otro lado?
Lo que somos se ve en el día a día. En los hechos. No en los cantitos. No en la poesía. Los jugadores definen el partido en la cancha, no en la foto. Y nosotras también.
Entró llorando. De rabia. De impotencia. Pero sobre todo de dolor, porque se había arriesgado, había hecho lo correcto, y la vendieron Y ahora es ella la que tiene que hacerle frente.
En algún lugar es lo mejor que pudo haber pasado. Para que surjan a su lado las mujeres fuertes y solidarias que la quieren. Para que todas crezcan y se empoderen.
Porque el hombre no es el enemigo y la mujer la amiga. Hay hombres. Hay mujeres. Y hay elegir con qué hombres y con qué mujeres recorremos el camino de la propia vida.
Bendiciones infinitas! Nunca estamos solas…que nunca estemos solas!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos