Blog - Nunca estamos solas

IDA EL MONT ST MICHEL. Hablemos del back stage.
Fui varias veces a visitar al Arcángel. Siempre en invierno. Poca gente. Mucha tranquilidad. Muy disfrutable todo.
Esta vez. Es primavera. Y válgame el cielo como se pone esta gente cuando sale el sol.
Luego, fin de semana largo. Del 8 al 12. Todo lo que es turístico y visitable se desborda.
Estuvimos una hora para estacionar. Colas de cuadras para tomar la navette (de hecho fui y volví caminando). Presentí que aquello iba a estar peleón.
Nos hicieron entrar por el corralón del fondo. Y era tal el hacinamiento que no veías donde iba el pie. Cuando llegamos a un punto de división, o seguías ascendiendo o te bajabas a la parte de los jardines y lugares para comer, vi a cuatro militares con el rostro cubierto y las ametralladoras en ristre vigilándonos.
Miré hacia el cielo, y lo vi. Brillante. Hermoso. Poderoso. Pero no sentí que esas fueran las mejores condiciones. Bajé a una terraza, donde un señor de esos que creen que las mujeres solas merecemos comer en lugares similares a las que están de a dos, me instaló en una fila de mesitas llenas de parejas. A mi izquierda unos franceses amorosos, a mi derecha, un italiano de mi edad con una de 20.
Trajeron la comida, el italiano y yo habíamos pedido lo mismo. Y había un plato solo. “Questo é mío” dijo estirando la mano. “¿Dijo quién?” le contesté mirándolo fijo. Al escucharme , el mozo sacó su celular, consultó, y el plato fue para mi. Questo, no le gustó niente al tano.
Saboreando mi comida pensé que no hay que callarse. Nunca. Y menos cuando te quieren pasar por encima. Seguí conversando con mis amados viejitos franceses, mientras el cincuentón conquistaba a la muchacha. Siempre hay que mirar cómo actúan quiénes están con nosotros. Una pareja maleducada con una mujer, lo va a ser siempre. Sobre todo, cuando ya te tenga conquistada. Bon appétit!

Que el Arcángel nos acompañe, proteja y dé valor, siempre.

Simone Seija
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