Blog - Nunca estamos solas

Bien dicen que el equilibrio en cualquier acto de la vida es el punto ideal…

Mientras que algunas personas para tirar algo se lo piensan muchas veces, mi tendencia natural es soltar en forma impulsiva cuando la acumulación me agobia.
Así fue que un día, sin darme cuenta, hace muchos años, desaparecieron mis Protocolos. Algo así como el alma mater del escribano probo.

Cuando dejé la Escribanía, fui hasta las últimas consecuencias. Me di de baja en la caja, pero también me desinvestí. O sea, que si quisiera ejercer nuevamente, tendría que volver a jurar. Cuando me estaba yendo de la oficina correspondiente, la funcionaria muy amablemente me notificó que desinvestida o no yo iba a ser escribana hasta la muerte. (no sé bien que querrá decir pero sonó fuerte) y que tenía que hacer entrega de los protocolos para que quedaran en el archivo por cualquier contingencia.

Así que llegué a mi casa, fui a buscarlos donde creía que estaban y …nada. Le pregunté al péndulo, gran aliado, si estaban perdidos. Me contestó que no. Si estaban adentro de mi casa. Contestó que no. Y puse en manos del Universo lo que sucediera. Porque di vuelta todo, literal, y no aparecieron.

Pasaron diez años y un día sonó el teléfono fijo. Quedé impactada, porque no suena nunca. Cuando atendí una voz amable preguntó por la Escribana. Cuando le dije que hablaba con ella, se presentó “La llamo de la Suprema Corte de Justicia.” Y ahí se me fue la sangre de las venas. Porque no importa el tiempo que pase, la sensación es la de cuando tenía seis años, me había mandado una macana y mi madre me había descubierto. Catástrofe. “Escribana, disculpe la molestia, es para que venga a levantar los protocolos. Nos estamos mudando y pedimos que los retiren.”

Ni adentro de casa, ni perdidos. Algún alma caritativa o un par de ángeles con pies de ser humano lo llevaron al lugar exacto.

El aprendizaje fue que ahora cuando estoy en operación limpieza no me opongo a que mi amigo del alma vaya revisando atrás mío si no estoy tirando documentos importantes, mezclados con las facturas. O mi libro preferido entreverado con los que voy a donar. O mi mejor abrigo con la ropa lista para dar.

En todo el punto de equilibrio es lo ideal. Ni acumular ni estar poco atentos a la hora de soltar. Pensándolo bien, aplica para muchas cosas más además de la limpieza general.

Bendiciones infinitas! buen sábado para tomar entre las manos lo que pensamos soltar, agradecer su función en nuestra vida y echarlo a volar para que siga su curso. Nunca estamos solas!

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos